Nadie puede pintar la dimensión normativa de nuestra cultura de manera tan brillante como Enrique Santos Discépolo lo hiciera en “Cambalache”.
Sin embargo, como el Siglo veintiuno pinta peor que el veinte y trato de darle un sesgo sociológico a la comprensión del tema, vale la pena discurrir sobre el mismo.
La trasgresión parece haberse enraizado en nuestra sociedad y los protagonistas son argentinos, como usted y yo, nacieron en esta tierra y adquirieron su cultura, como usted y yo.
Y…si vamos a la definición de habitus, cada uno en su medida aprende, internaliza y hace “naturales” disposiciones que originan ciertas conductas habituales en su sociedad.
¿Qué aprende alguien que nace en una cultura donde se viola asiduamente desde el Código de tránsito hasta la Constitución? ¿Qué conductas se vuelven “naturales”?
No hace falta aclaración alguna.
Las consecuencias están a la vista: en las últimas décadas hubo un crecimiento exorbitante de la pobreza, el desempleo, el narcotráfico, el consumo de drogas, la inseguridad, el juego, la corrupción, el dengue, etc.
En concomitancia, un decadencia de la educación, la salud pública, la solidaridad social, los servicios estatales, etc.
¿A quien le conviene mantener este “habitus” tan extendido entre las personas? ¿A costa de que sectores sociales?
martes, 14 de abril de 2009
Cambalache. Enrique Santos Discépolo
Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé...
(¡En el quinientos seis y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y doblez...
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, ¡da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stravinsky va Don Bosco y "La Mignón", Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril!...
El que no llora no mama y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno nos vamo a encontrar! ¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley...
(¡En el quinientos seis y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y doblez...
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, ¡da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stravinsky va Don Bosco y "La Mignón", Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril!...
El que no llora no mama y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno nos vamo a encontrar! ¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley...
"Habitus".
Pierre Bourdieu. Sociólogo (1930 – 2002)
“Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones duraderas y trasponibles” que funcionan como “principios generadores y organizadores de prácticas y de representaciones que pueden ser objetivamente adaptadas a su objetivo sin suponer el punto de mira consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlas, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser para nada el producto de obediencia a reglas, y, siendo todo eso, colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción organizadora de un director de orquesta”.
“Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones duraderas y trasponibles” que funcionan como “principios generadores y organizadores de prácticas y de representaciones que pueden ser objetivamente adaptadas a su objetivo sin suponer el punto de mira consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlas, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser para nada el producto de obediencia a reglas, y, siendo todo eso, colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción organizadora de un director de orquesta”.
miércoles, 11 de marzo de 2009
Llamado a la solidaridad
El sociólogo francés Emile Durkheim (1858 – 1917) elaboró los conceptos de "Solidaridad mecánica" y "Solidaridad orgánica" para diferenciar la forma de las relaciones sociales o la “cohesión” entre individuos que existía en la época de la sociedad agrícola y la de la nueva sociedad industrial. En la primera el peso de la Religión como institución social llegaba a todos los miembros de la sociedad. La “estructura social”, las normas y su cumplimiento no tenían demasiados grados de libertad. La adhesión a la escala de valores impuesta por la Religión, cualquiera fuera, era casi absoluta. El advenimiento de la sociedad industrial, precedido por la reforma protestante en la Religión católica trajo aparejada la necesidad de otro tipo de unión entre individuos. La solidaridad orgánica resultaba de la función que cumplían los distintos “órganos” sociales que contribuían al conjunto que necesitaba de ellos. El derecho aparecía como la expresión de esa nueva sociedad en la que la Religión perdía peso y las normas eran racionales y controladas por un sistema abocado a ese fin. La participación en la producción cumplía un rol esencial, integraba a través del aporte de la organización en la que se participaba. La “explosión” del sistema industrial tradicional por el desarrollo tecnológico trajo aparejada la desocupación y la des – integración social. ¿Cuál es el tipo de solidaridad en la sociedad post – industrial? Parece que ninguno. No hay empleo suficiente para establecer un mínimo de integración social. El sistema de derecho, al menos en nuestro país, no parece funcionar de la mejor manera para “integrar” en la “sociedad” a tanto debilitado, pauperizado, desintegrado, marginado, o excluido. Prima el individualismo. ¿Habrá llegado la hora de acordar acerca de lo valioso para salir a defenderlo? El primer valor, la vida, perdió su posición en una sociedad donde los desesperanzados no le asignan valor a la vida de los otros, porque ellos no tienen vida. ¿Será el tiempo de olvidar competencias y rivalidades para reponer en su lugar valores esenciales? ¿“No nos une el amor, sino el espanto”?
La dictadura de las máquinas. Presto Vivace
La humanidad no puede vivir sin ideales
Y estos son, tienen que ser
Los que vuelvan a considerar,
Al hombre como fin, no como un medio.
Hay tiempos de la humanidad,
En que el progreso es reaccionario
Y la reacción es progresista,
Por eso hay que tener cuidado con
¨la dictadura de las máquinas¨.
Juan, ahora eres john,
Un ántropo ciber conectado
Al banco de datos de la pc boreal.
Vivís en perfecta comunicación
Con tu trágica soledad,
Reduciendo los fenómenos
A la mera cantidad.
Amás esa especie de disney
Con dimensiones de todo un país,
Donde el ocaso de lo real
Ocurre en tu medio ideal.
Donde apenas te humanizás
El sistema te descarta.
Solo estás atento a ti mismo
Seducido por el juego de las apariencias,
Sin convicciones solidarias.
Solitario no, solidario sí.
Cambiá la ¨t¨ por la ¨d¨.
Renunciá a vivir en la sociedad del simulacro,
Donde nos vestimos de gestos
Pero nos vaciamos de actos-
Tus elecciones, ya han sido seleccionadas
Y el ocaso de tu voluntad llegó,
Te han convertido en un triste objeto.
(dos objetos no pueden entrar en comunión
Y mucho menos por medio de otro objeto
Como el computador)
Natura está para ser explotada
Y el cuerpo mismo del hombre
Por a ella pertenecer,
Terminó siendo un objeto más.
John, volvé a ser ese juan
No sustituyas la austeridad
Por esa cultura tecno-hedonista.
Tus testa desborealizá
No seas un objeto más
De ¨la dictadura de las máquinas¨.
No huyas de la política en la técnica.
Solitario no, solidario, sí.
Cambiá la ¨t¨ por la ¨d¨,...
Debés abandonar la idea
De que los instrumentos son todo,
Asumir un sentido simbiótico y fraterno
Entre toda la humanidad,
Como seres indivisibles.
Cambiá la ¨t¨ por la ¨d¨,...
Y estos son, tienen que ser
Los que vuelvan a considerar,
Al hombre como fin, no como un medio.
Hay tiempos de la humanidad,
En que el progreso es reaccionario
Y la reacción es progresista,
Por eso hay que tener cuidado con
¨la dictadura de las máquinas¨.
Juan, ahora eres john,
Un ántropo ciber conectado
Al banco de datos de la pc boreal.
Vivís en perfecta comunicación
Con tu trágica soledad,
Reduciendo los fenómenos
A la mera cantidad.
Amás esa especie de disney
Con dimensiones de todo un país,
Donde el ocaso de lo real
Ocurre en tu medio ideal.
Donde apenas te humanizás
El sistema te descarta.
Solo estás atento a ti mismo
Seducido por el juego de las apariencias,
Sin convicciones solidarias.
Solitario no, solidario sí.
Cambiá la ¨t¨ por la ¨d¨.
Renunciá a vivir en la sociedad del simulacro,
Donde nos vestimos de gestos
Pero nos vaciamos de actos-
Tus elecciones, ya han sido seleccionadas
Y el ocaso de tu voluntad llegó,
Te han convertido en un triste objeto.
(dos objetos no pueden entrar en comunión
Y mucho menos por medio de otro objeto
Como el computador)
Natura está para ser explotada
Y el cuerpo mismo del hombre
Por a ella pertenecer,
Terminó siendo un objeto más.
John, volvé a ser ese juan
No sustituyas la austeridad
Por esa cultura tecno-hedonista.
Tus testa desborealizá
No seas un objeto más
De ¨la dictadura de las máquinas¨.
No huyas de la política en la técnica.
Solitario no, solidario, sí.
Cambiá la ¨t¨ por la ¨d¨,...
Debés abandonar la idea
De que los instrumentos son todo,
Asumir un sentido simbiótico y fraterno
Entre toda la humanidad,
Como seres indivisibles.
Cambiá la ¨t¨ por la ¨d¨,...
La virgen de los sicarios. Fernando Vallejo
La virgen de los sicarios. Autor: Fernando Vallejo. Editorial Alfaguara. Colombia, 1994. Novela Semi-autobiográfica.
Extraído de Wikipedia Enciclopedia Libre.
La devoción que los sicarios de Medellín tienen por la Virgen, inspiró el título de la novela de Vallejo. La virgen de los sicarios es una novela semi autobiográfica del escritor colombiano Fernando Vallejo que fue posteriormente llevada al cine con el mismo título. El hecho de que la obra se refiera al tema de las drogas, las mafias y la violencia en la Medellín de los 90, hace que la misma sea objeto de estudio y análisis sobre las consecuencias que el narcotráfico ha tenido en la sociedad colombiana y latinoamericana. La virgen de los sicarios como película recibió el premio del Senado de Italia, fue galardonada en el Festival de Venecia de 2000 como la mejor película latinoamericana y fue honorada en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana en ese mismo año.
Extraído de Wikipedia Enciclopedia Libre.
La devoción que los sicarios de Medellín tienen por la Virgen, inspiró el título de la novela de Vallejo. La virgen de los sicarios es una novela semi autobiográfica del escritor colombiano Fernando Vallejo que fue posteriormente llevada al cine con el mismo título. El hecho de que la obra se refiera al tema de las drogas, las mafias y la violencia en la Medellín de los 90, hace que la misma sea objeto de estudio y análisis sobre las consecuencias que el narcotráfico ha tenido en la sociedad colombiana y latinoamericana. La virgen de los sicarios como película recibió el premio del Senado de Italia, fue galardonada en el Festival de Venecia de 2000 como la mejor película latinoamericana y fue honorada en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana en ese mismo año.
Un mundo de negocios
-¿Cómo saber si lo que dice es cierto, que no está mintiendo para beneficiarse? De todas maneras si intenta engañarme, sabrá de lo que soy capaz- Tavo meditaba en soledad acerca de su suerte en la relación con Jessica. Ella había logrado que se desatara en el una pasión devoradora, que lo consumía desde adentro. Algo que no se podía quitar sin eliminarse a si mismo en el intento. Una pasión ineludible, como la muerte.
Jessica es una joven hermosa, de piel blanca y ojos claros. Si no tuviera el cuerpo que tiene igual resultaría atrayente. El barrio pobre en que había nacido le había enseñado a vestirse de manera imposible de ser ignorada por los hombres. Una forma de sobrevivir en un mundo hostil a las mujeres. La chance de una vida mejor que la marcada por su origen pasaba por lograr que alguien con posibilidades decidiera hacerla suya para siempre. Claro, no sería un productor de cine o televisión, ni un empresario exitoso, ni un rico comerciante del centro, o un estanciero. Aquí algunos viven de changas, otros con la suerte, (buena o mala), de un trabajo estable y otros de lo que aprendieron. Después de todo, los exitosos del suburbio lo son por sus ingresos ilegales como, robos, asaltos, drogas.
Ella nació hace veinticinco años en una de las treinta y dos villas urbanas donde se alojan muchos emigrados del desempleo rural, donde también el trabajo lo hacen las máquinas y no la gente. Tal vez, si hubiera nacido hace doscientos años, su madre se hubiera quedado atada a la tierra. Tal vez, ella hubiera vivido allí ayudando en las tareas de la casa y la granja, aprendiendo los modales necesarios a una mujer asistiendo a misa diariamente.
Un buen día se casaría en la parroquia del lugar con alguien del pueblo, esperando repetir la historia de su madre. Sería tan pobre como ahora, de la clase de los siervos, pero, sin otra expectativa, estaría conforme. Le daría hijos a su hombre y sería respetada en la comarca.
Claro, aquí y ahora las ambiciones son distintas, las luces de la ciudad se distinguen claramente, la televisión acerca mundos divertidos, placenteros, aunque caros. Ese era el juego, dinero, el que haría que sus sueños se hagan realidad y, su habilidad para conseguirlo pasaba por su belleza.
En plena decadencia de Dios entre la gente, hace ya tiempo que las catedrales han sido reemplazadas por los bancos. Con las catedrales también se fueron los afectos. No hay afectos permanentes, hasta que la muerte nos separe, hay intereses permanentes. Si los intereses son satisfechos por la misma persona hasta la muerte, habrá coincidencia, sino…cambio. En la sociedad de mercado somos clientes, proveedores o simple mercancía. Valemos por lo que tenemos para ofrecer en el mercado. Ama al prójimo como a ti mismo se reemplaza por úsalo en tu beneficio antes que te usen a ti mismo. Jessica usaría las armas que tenía para lograr entrar a esa gran feligresía.
Desde la ventana del piso superior Tavo vió llegar el BM de Jessica y bajó las escaleras para interceptarla en la sala.
-¿De donde vienes?- la increpó.
--De hacer compras, quise renovar mi vestuario- Jessica lucía unas botas cortas de fino cuero rojizo, falda blanca también corta, y una blusa roja de seda, abierta arriba de manera que se podía apreciar el comienzo de sus senos y su hermoso cuello, coronados con una gargantilla, realizada con un grueso hilo de oro, que sostenía un dije con una gran esmeralda engarzada.
-Te dije mil veces que me avisaras cada vez que vayas a salir!
--Y yo te dije mil veces que estoy harta de estar encerrada y que me vigiles permanentemente!
-Sabes lo peligroso que puede resultar para mis negocios que me ubiquen!
--Entonces cambia de negocios, también te lo he dicho!-
Están juntos desde hace tres años y en unos pocos meses aparecieron las discusiones, que fueron aumentando en su tono y frecuencia con el correr del tiempo. Tavo era varias décadas mayor que Jessica y para él resultaba vital mostrarse poco. Por eso le bastaba con el lujo y las comodidades de la mansión que había hecho construir en las afueras de la capital. No así para Jessica, joven y vital que, por el contrario, encontraba placer en establecer relaciones y mostrarse para ser admirada. Al fin de cuentas ese oficio que había aprendido para salvarse, se había hecho carne en ella.
-Mi negocio es lo que permite que vivas bien y luzcas lo que luces! Es el negocio de los negocios. Te lo he dicho, cambiar es imposible y sería bajar varios escalones y no estoy dispuesto-
Para Tavo, la lógica de los negocios pasaba por tener un producto reclamado por todos, no solo por un segmento del mercado y, que asegurara la fidelidad de sus clientes. En realidad es la lógica del mercado ser el único proveedor de clientes cautivos eternamente. En el camino se debe eliminar la competencia y para eso, desarrollar astucia y más de una vez dejar de lado escrúpulos, que seguramente sus adversarios no tendrían. Casi lo había conseguido, pero debía cuidarse y Jessica lo exponía, además de generarle celos, nutridos en la actitud desconfiada que su carrera de negocios le había desarrollado.
--Pues bien, no estoy dispuesta a vivir el resto de mis días encerrada y cuando me plazca, saldré!-
-Saldrás con mi consentimiento o no lo harás!- La discusión subía de tono y el carácter irascible de Tavo se delataba en sus ojos, cada vez más enrojecidos. Una llamada a su celular interrumpió la discusión.
Al llegar los federales encontraron a Jessica en la habitación, lo trágico de la escena no le restaba cierta belleza. Su cuerpo lívido y desnudo resaltaba sobre la seda negra de la sábana, algo flexionadas las rodillas de sus torneadas piernas, su brazo derecho arriba de la cabeza y el izquierdo acompañando su contorno. Aquí y allá sus prendas rojas y blancas daban equilibrio y armonía al cuadro, al igual que su gargantilla con la gran esmeralda, muy apretada en su garganta. De Tavo, ni rastros.
Un oficial, haciendo gala de un cinismo tal vez aprendido en años de carrera quiso definir el caso en pocas palabras: “rojo pasión, verde esmeralda, blanca cocaína.”
Jessica es una joven hermosa, de piel blanca y ojos claros. Si no tuviera el cuerpo que tiene igual resultaría atrayente. El barrio pobre en que había nacido le había enseñado a vestirse de manera imposible de ser ignorada por los hombres. Una forma de sobrevivir en un mundo hostil a las mujeres. La chance de una vida mejor que la marcada por su origen pasaba por lograr que alguien con posibilidades decidiera hacerla suya para siempre. Claro, no sería un productor de cine o televisión, ni un empresario exitoso, ni un rico comerciante del centro, o un estanciero. Aquí algunos viven de changas, otros con la suerte, (buena o mala), de un trabajo estable y otros de lo que aprendieron. Después de todo, los exitosos del suburbio lo son por sus ingresos ilegales como, robos, asaltos, drogas.
Ella nació hace veinticinco años en una de las treinta y dos villas urbanas donde se alojan muchos emigrados del desempleo rural, donde también el trabajo lo hacen las máquinas y no la gente. Tal vez, si hubiera nacido hace doscientos años, su madre se hubiera quedado atada a la tierra. Tal vez, ella hubiera vivido allí ayudando en las tareas de la casa y la granja, aprendiendo los modales necesarios a una mujer asistiendo a misa diariamente.
Un buen día se casaría en la parroquia del lugar con alguien del pueblo, esperando repetir la historia de su madre. Sería tan pobre como ahora, de la clase de los siervos, pero, sin otra expectativa, estaría conforme. Le daría hijos a su hombre y sería respetada en la comarca.
Claro, aquí y ahora las ambiciones son distintas, las luces de la ciudad se distinguen claramente, la televisión acerca mundos divertidos, placenteros, aunque caros. Ese era el juego, dinero, el que haría que sus sueños se hagan realidad y, su habilidad para conseguirlo pasaba por su belleza.
En plena decadencia de Dios entre la gente, hace ya tiempo que las catedrales han sido reemplazadas por los bancos. Con las catedrales también se fueron los afectos. No hay afectos permanentes, hasta que la muerte nos separe, hay intereses permanentes. Si los intereses son satisfechos por la misma persona hasta la muerte, habrá coincidencia, sino…cambio. En la sociedad de mercado somos clientes, proveedores o simple mercancía. Valemos por lo que tenemos para ofrecer en el mercado. Ama al prójimo como a ti mismo se reemplaza por úsalo en tu beneficio antes que te usen a ti mismo. Jessica usaría las armas que tenía para lograr entrar a esa gran feligresía.
Desde la ventana del piso superior Tavo vió llegar el BM de Jessica y bajó las escaleras para interceptarla en la sala.
-¿De donde vienes?- la increpó.
--De hacer compras, quise renovar mi vestuario- Jessica lucía unas botas cortas de fino cuero rojizo, falda blanca también corta, y una blusa roja de seda, abierta arriba de manera que se podía apreciar el comienzo de sus senos y su hermoso cuello, coronados con una gargantilla, realizada con un grueso hilo de oro, que sostenía un dije con una gran esmeralda engarzada.
-Te dije mil veces que me avisaras cada vez que vayas a salir!
--Y yo te dije mil veces que estoy harta de estar encerrada y que me vigiles permanentemente!
-Sabes lo peligroso que puede resultar para mis negocios que me ubiquen!
--Entonces cambia de negocios, también te lo he dicho!-
Están juntos desde hace tres años y en unos pocos meses aparecieron las discusiones, que fueron aumentando en su tono y frecuencia con el correr del tiempo. Tavo era varias décadas mayor que Jessica y para él resultaba vital mostrarse poco. Por eso le bastaba con el lujo y las comodidades de la mansión que había hecho construir en las afueras de la capital. No así para Jessica, joven y vital que, por el contrario, encontraba placer en establecer relaciones y mostrarse para ser admirada. Al fin de cuentas ese oficio que había aprendido para salvarse, se había hecho carne en ella.
-Mi negocio es lo que permite que vivas bien y luzcas lo que luces! Es el negocio de los negocios. Te lo he dicho, cambiar es imposible y sería bajar varios escalones y no estoy dispuesto-
Para Tavo, la lógica de los negocios pasaba por tener un producto reclamado por todos, no solo por un segmento del mercado y, que asegurara la fidelidad de sus clientes. En realidad es la lógica del mercado ser el único proveedor de clientes cautivos eternamente. En el camino se debe eliminar la competencia y para eso, desarrollar astucia y más de una vez dejar de lado escrúpulos, que seguramente sus adversarios no tendrían. Casi lo había conseguido, pero debía cuidarse y Jessica lo exponía, además de generarle celos, nutridos en la actitud desconfiada que su carrera de negocios le había desarrollado.
--Pues bien, no estoy dispuesta a vivir el resto de mis días encerrada y cuando me plazca, saldré!-
-Saldrás con mi consentimiento o no lo harás!- La discusión subía de tono y el carácter irascible de Tavo se delataba en sus ojos, cada vez más enrojecidos. Una llamada a su celular interrumpió la discusión.
Al llegar los federales encontraron a Jessica en la habitación, lo trágico de la escena no le restaba cierta belleza. Su cuerpo lívido y desnudo resaltaba sobre la seda negra de la sábana, algo flexionadas las rodillas de sus torneadas piernas, su brazo derecho arriba de la cabeza y el izquierdo acompañando su contorno. Aquí y allá sus prendas rojas y blancas daban equilibrio y armonía al cuadro, al igual que su gargantilla con la gran esmeralda, muy apretada en su garganta. De Tavo, ni rastros.
Un oficial, haciendo gala de un cinismo tal vez aprendido en años de carrera quiso definir el caso en pocas palabras: “rojo pasión, verde esmeralda, blanca cocaína.”
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