-¿Cómo saber si lo que dice es cierto, que no está mintiendo para beneficiarse? De todas maneras si intenta engañarme, sabrá de lo que soy capaz- Tavo meditaba en soledad acerca de su suerte en la relación con Jessica. Ella había logrado que se desatara en el una pasión devoradora, que lo consumía desde adentro. Algo que no se podía quitar sin eliminarse a si mismo en el intento. Una pasión ineludible, como la muerte.
Jessica es una joven hermosa, de piel blanca y ojos claros. Si no tuviera el cuerpo que tiene igual resultaría atrayente. El barrio pobre en que había nacido le había enseñado a vestirse de manera imposible de ser ignorada por los hombres. Una forma de sobrevivir en un mundo hostil a las mujeres. La chance de una vida mejor que la marcada por su origen pasaba por lograr que alguien con posibilidades decidiera hacerla suya para siempre. Claro, no sería un productor de cine o televisión, ni un empresario exitoso, ni un rico comerciante del centro, o un estanciero. Aquí algunos viven de changas, otros con la suerte, (buena o mala), de un trabajo estable y otros de lo que aprendieron. Después de todo, los exitosos del suburbio lo son por sus ingresos ilegales como, robos, asaltos, drogas.
Ella nació hace veinticinco años en una de las treinta y dos villas urbanas donde se alojan muchos emigrados del desempleo rural, donde también el trabajo lo hacen las máquinas y no la gente. Tal vez, si hubiera nacido hace doscientos años, su madre se hubiera quedado atada a la tierra. Tal vez, ella hubiera vivido allí ayudando en las tareas de la casa y la granja, aprendiendo los modales necesarios a una mujer asistiendo a misa diariamente.
Un buen día se casaría en la parroquia del lugar con alguien del pueblo, esperando repetir la historia de su madre. Sería tan pobre como ahora, de la clase de los siervos, pero, sin otra expectativa, estaría conforme. Le daría hijos a su hombre y sería respetada en la comarca.
Claro, aquí y ahora las ambiciones son distintas, las luces de la ciudad se distinguen claramente, la televisión acerca mundos divertidos, placenteros, aunque caros. Ese era el juego, dinero, el que haría que sus sueños se hagan realidad y, su habilidad para conseguirlo pasaba por su belleza.
En plena decadencia de Dios entre la gente, hace ya tiempo que las catedrales han sido reemplazadas por los bancos. Con las catedrales también se fueron los afectos. No hay afectos permanentes, hasta que la muerte nos separe, hay intereses permanentes. Si los intereses son satisfechos por la misma persona hasta la muerte, habrá coincidencia, sino…cambio. En la sociedad de mercado somos clientes, proveedores o simple mercancía. Valemos por lo que tenemos para ofrecer en el mercado. Ama al prójimo como a ti mismo se reemplaza por úsalo en tu beneficio antes que te usen a ti mismo. Jessica usaría las armas que tenía para lograr entrar a esa gran feligresía.
Desde la ventana del piso superior Tavo vió llegar el BM de Jessica y bajó las escaleras para interceptarla en la sala.
-¿De donde vienes?- la increpó.
--De hacer compras, quise renovar mi vestuario- Jessica lucía unas botas cortas de fino cuero rojizo, falda blanca también corta, y una blusa roja de seda, abierta arriba de manera que se podía apreciar el comienzo de sus senos y su hermoso cuello, coronados con una gargantilla, realizada con un grueso hilo de oro, que sostenía un dije con una gran esmeralda engarzada.
-Te dije mil veces que me avisaras cada vez que vayas a salir!
--Y yo te dije mil veces que estoy harta de estar encerrada y que me vigiles permanentemente!
-Sabes lo peligroso que puede resultar para mis negocios que me ubiquen!
--Entonces cambia de negocios, también te lo he dicho!-
Están juntos desde hace tres años y en unos pocos meses aparecieron las discusiones, que fueron aumentando en su tono y frecuencia con el correr del tiempo. Tavo era varias décadas mayor que Jessica y para él resultaba vital mostrarse poco. Por eso le bastaba con el lujo y las comodidades de la mansión que había hecho construir en las afueras de la capital. No así para Jessica, joven y vital que, por el contrario, encontraba placer en establecer relaciones y mostrarse para ser admirada. Al fin de cuentas ese oficio que había aprendido para salvarse, se había hecho carne en ella.
-Mi negocio es lo que permite que vivas bien y luzcas lo que luces! Es el negocio de los negocios. Te lo he dicho, cambiar es imposible y sería bajar varios escalones y no estoy dispuesto-
Para Tavo, la lógica de los negocios pasaba por tener un producto reclamado por todos, no solo por un segmento del mercado y, que asegurara la fidelidad de sus clientes. En realidad es la lógica del mercado ser el único proveedor de clientes cautivos eternamente. En el camino se debe eliminar la competencia y para eso, desarrollar astucia y más de una vez dejar de lado escrúpulos, que seguramente sus adversarios no tendrían. Casi lo había conseguido, pero debía cuidarse y Jessica lo exponía, además de generarle celos, nutridos en la actitud desconfiada que su carrera de negocios le había desarrollado.
--Pues bien, no estoy dispuesta a vivir el resto de mis días encerrada y cuando me plazca, saldré!-
-Saldrás con mi consentimiento o no lo harás!- La discusión subía de tono y el carácter irascible de Tavo se delataba en sus ojos, cada vez más enrojecidos. Una llamada a su celular interrumpió la discusión.
Al llegar los federales encontraron a Jessica en la habitación, lo trágico de la escena no le restaba cierta belleza. Su cuerpo lívido y desnudo resaltaba sobre la seda negra de la sábana, algo flexionadas las rodillas de sus torneadas piernas, su brazo derecho arriba de la cabeza y el izquierdo acompañando su contorno. Aquí y allá sus prendas rojas y blancas daban equilibrio y armonía al cuadro, al igual que su gargantilla con la gran esmeralda, muy apretada en su garganta. De Tavo, ni rastros.
Un oficial, haciendo gala de un cinismo tal vez aprendido en años de carrera quiso definir el caso en pocas palabras: “rojo pasión, verde esmeralda, blanca cocaína.”
miércoles, 11 de marzo de 2009
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